Esta obra gótica, que está al lado de la Santo Tomás, es una de las más famosas de Bogotá. Su construcción se demoró 40 años y su creador no pudo verla terminada.
En la localidad de Chapinero, como si de un pedacito de la edad media se tratara, se alza una de las más imponentes iglesias de Bogotá. Con su estilo gótico, muy a la forma de las famosas catedrales europeas, la Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá ha logrado robarse la mirada de propios y extraños. Pasar por la calle 13 con 51 es deleitarse con una construcción que parece hecha por las mismas mentes que crearon Notre Dame, pero que, yendo en la misma línea de su nombre, fue diseñada por un chiquinquireño, el Fray Hugo Silvano Orjuela, en 1919.
Haciendo parte de los frailes dominicos, durante su profesión religiosa y luego su ordenamiento, siempre vio en la arquitectura una manera de honrar a su creador y, por eso, dedicó su vida a diseñar templos que fueran considerados como la casa del Señor. Entre sus obras más notables, hay documentos que afirman que diseñó el atrio del convento dominicano de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, además de otras obras religiosas; pero, sin duda, su legado para la religión católica fue el Templo Votivo que se encuentra al lado de la Universidad Santo Tomás.
La Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá pertenece a los Frailes Dominicos, dueños de la Santo Tomás. Hace parte de las 11 parroquias que esta orden tiene bajo su poder. Foto: Leonel Cordero - las2orillas
Hugo Silvano Orjuela, el Fray y el arquitecto de una de las más bellas iglesias de Bogotá
Para poder hablar del Fray Hugo Silvano Orjuela hay que devolverse 150 años atrás, al pequeño municipio de Chiquinquirá. Allí, el 22 de septiembre de 1874 nació el religioso, quien desde muy temprana edad vio en el servicio a la iglesia católica un estilo de vida. Con 19 años, llevó a cabo su profesión religiosa, en donde aprendió acerca de la arquitectura y se enamoró del estilo gótico, para luego ordenarse como sacerdote en 1900, una profesión que, lejos de hacerlo sentir “en su salsa”, le daba pánico, sobre todo en el momento de la eucaristía.
Como buen arquitecto, cuando tuvo conocimiento del diseño y elaboración de planos, empezó a trabajar en sus primeros proyectos, ideas que realizó en el actual convento de San José, que queda muy cerca de la que sería su obra más notable, la Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Cuentan los historiadores que, de pie ante la característica mesa inclinada que usan estos profesionales, pasaba las horas de la noche elaborando planos en medio de lápices, escuadras y reglas de madera, convirtiéndose en uno de los referentes de esta orden sacerdotal.
Fray Hugo Silvano Orjuela fue uno de los arquitectos más respetados de la orden de los Dominicos. Aquí está al mando de la construcción de la Parroquia. Foto: Arquidiócesis de Bogotá
La construcción de la Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá
Aunque en 1919 se puso y se bendijo la primera piedra para la construcción de la Parroquia, la historia del lote en donde se edificó y su relación con la religión data de 1820. Ese año fue María Josefa Marulanda quien donó el terreno para la construcción de una capilla, que fue inaugurada en 1822. Aun así, esa pequeña iglesia fue destruida por un incendio en 1857 y, con la idea de no perder el carácter religioso del lugar, se decidió construir una nueva edificación en honor a la Virgen de Chiquinquirá, declarada patrona de Colombia en 1829 por la Papa Pío VII.
Fue entonces cuando le encomendaron dicha tarea a Fray Hugo Silvano Orjuela, quien empezó a diseñar los planos de la parroquia y, ya terminados, ordenó, vigiló y ayudó a los obreros para que no hubiese ningún tipo de contratiempo. Su presencia en la construcción se alargó por bastante tiempo e, incluso, con 68 años de edad, seguía al pendiente de los detalles de la edificación del templo. El 14 de noviembre de 1950 falleció, y aunque alcanzó a ver a la Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá erigida en 1948, no logró verla terminada, pues el templo parroquial fue inaugurado.
El primer párroco de la Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá fue el Fray Juan Suárez, nombrado el 30 de septiembre de 1950. Fotos: Arquidiócesis de Bogotá.
El pedacito de edad media en la calle 13 de Bogotá
Con más de 70 años funcionando como iglesia, la Parroquia se ha convertido en una de las más reconocidas de Bogotá, no solo por su valor religioso sino por su valor arquitectónico. Junto a la iglesia de Lourdes o el Santuario de Nuestra Señora del Carmen, su estilo gótico tardío la hace merecedora de ser un espacio turístico en la capital, además de un espacio cultural, pues en su primera planta también se encuentra una librería religiosa abierta para todo público.
Dentro de los detalles que la convierten en una joya de la arquitectura religiosa, se hayan sus tres secciones adornadas con las características ojivas. Su fachada formada por ladrillo y piedra caliza le dan un toque colonial que, lejos de chocar con su matriz medieval, le dan ese estilo colombiano que combina con su entorno. Además, las estatuas de la Virgen de Chiquinquirá, San Andrés y San Antonio son casi únicas en su tipo, lo que la hace más auténtica.
Así mismo, al entrar al templo, las bóvedas y el estilo de las columnas son una oda a la arquitectura religiosa europea, que se adorna con sus ventanales góticos y los vitrales de origen checo que se encuentran en las naves laterales. Es, sin duda, una verdadera casa del Señor, como siempre lo quiso su creador, el Fray chiquinquireño Hugo Silvano Orjuela, quien terminó por hacerle una obra de arte a la virgen del pueblo que lo vio nacer.