Con alegría, fe y sentido de pertenencia, este 6 de agosto en la familia tomasina nos adelantamos a la celebración del Día del Fundador de la Orden de Predicadores: Santo Domingo de Guzmán, figura esencial en la espiritualidad dominicana que inspira nuestro proyecto educativo.
La jornada estuvo marcada por una eucaristía solemne en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, donde directivos, docentes y administrativos se unieron para rendir homenaje a quien nos infunde la búsqueda incansable de la verdad, la predicación del Evangelio y el servicio a los demás.
Fray Álvaro José Arango Restrepo, O.P., Rector General, reflexionó con los asistentes sobre tres rasgos fundamentales de la predicación de Santo Domingo:
- Una mirada al interior del ser humano: Santo Domingo no se detenía en las apariencias; su predicación nacía de una profunda conexión con lo que cada persona llevaba en su interior: sus alegrías, sus tristezas y su historia de vida.
- La alegría como sello de su anuncio: su mensaje estaba impregnado de la alegría que brota de la fe, la esperanza y el amor a Dios. Una alegría auténtica, que se volvía contagiosa, porque Jesús vino a sembrar buenas noticias. Esa misma alegría es la que estamos llamados a compartir con los demás.
- Un predicador de la gracia: Santo Domingo anunciaba la gracia y la bondad de Dios, invitándonos a confiar en su infinita misericordia. Nos enseñó que, al hablar de los demás, debemos resaltar lo bueno, no lo negativo; ser portadores de esperanza, no de juicio.
Santo Domingo de Guzmán (1170-1221) fue un hombre de profunda contemplación, humildad y compromiso con la formación integral de las personas. Fundó la Orden de Predicadores —más conocidos como dominicos— con el propósito de predicar con el ejemplo y llevar la luz del conocimiento al mundo, siempre desde una actitud de diálogo, estudio y caridad.
Esta fecha es también una oportunidad para fortalecer la identidad tomasina y renovar el compromiso con los valores que nos legó Santo Domingo: la búsqueda de la verdad, el amor por el estudio y la fe puesta al servicio de la comunidad.