Seguimos avanzando en “Santoto Vibes - Fuerza que conecta", la etapa de Synfronía, tiene su inicio con Santo Domingo de Guzmán, nuestro padre fundador, desde los orígenes nos ha planteado la sinodalidad desde la vida en común en el caminar-juntos.
Al ser visionario, envió a sus frailes de dos en dos por Europa; su misión era llegar a las universidades de los grandes burgos para vincularse desde cátedras en teología y humanidades para la predicación del evangelio. La expresión “el trigo amontonado se corrompe” da cuenta de la idea de la sinodalidad: ¡caminar! Para no amontonarse, no corromperse.
El carisma de nuestra Orden de Predicadores tiene por pilares el estudio, la oración, la vida en común y la predicación. La vida en común es nuestro testimonio de la sinodalidad, pues por medio del diálogo, la escucha, el discernimiento conjunto y la corresponsabilidad se mantiene nuestra orden.
Nuestra predicación, estudio y oración es comunitaria, así como nuestro gobierno -democrático, electivo y capitular-. Así pues, el vivir en comunidad es para buscar y encontrarse en el bien común. Este no se debe entender como aquellos bienes individualizados sino aquellos que establecen un bien relacional. En el momento en que se establece la comunión fraterna, se establece la corresponsabilidad, que le es propia a la sinodalidad. La participación de todos entonces no es posible, sino necesaria. Por ello, formar en sinodalidad es formar para la ciudadanía participativa en la Iglesia y en la sociedad en pro del bien común.
Ahora bien, en la filosofía institucional de nuestra Universidad, aparece la constante de la verdad -Facientes veritatem- vivir en la verdad, más que hacedores o buscadores de la verdad. Esta se logra por medio de contemplarii et alliis tradere contemplata, que permite consensuar la verdad abstraída y adecuada.
Esta verdad no es imaginada, ideada, sino encarnada y realista. La contemplación y dar a los demás lo contemplado resulta ser la fórmula sinodal por excelencia, pues para Santo Tomás el conocimiento no es un acto solitario, sino un acto de (maestro) enseñanza – (aprendices) aprendizaje en común. Esta es la base filosófica y teológica del caminar juntos que propone la sinodalidad: el saber se construye en relación, y el otro es condición para la plenitud del conocimiento. Por eso, nuestra universidad inspirada en el carisma dominicano debe ser también una comunidad de búsqueda, de escucha y de palabra compartida, donde se forme no a líderes autoritarios, sino a personas capaces de acompañar, servir y construir con otros.