La salud, el cambio climático y el desperdicio de alimentos son factores que impulsan el uso de la tecnología en la industria alimentaria y le da paso a la comida creada en laboratorios, a planes de nutrición personalizados con inteligencia artificial y a los alimentos impresos en 3D.
Un informe elaborado por la agencia de publicidad TBWA, explica que el papel de la tecnología en la alimentación, ha tomado fuerza.
TBWA realizó una revisión de las tendencias de consumo y analizó los avances de la industria en quince países, y recoge los resultados en el informe titulado “¡Bienvenido al futuro!”, el cual revela la disposición a adoptar la tecnología como herramienta para resolver temas en materia alimentaria.
TBWA ha llevado a cabo un análisis exhaustivo de las tendencias de consumo y los avances de la industria en quince países, y ha recopilado los resultados en su informe titulado "¡Bienvenido al futuro!", que revela la disposición a adoptar la tecnología como una herramienta para abordar los problemas relacionados con la alimentación.
El uso de la tecnología en la industria alimentaria está marcando el rumbo de la alimentación del futuro, que ya está mostrando avances en el cultivo de carne y lácteos en laboratorios, así como en el diseño de dietas personalizadas gracias a la inteligencia artificial, entre otros.
Además, la industria alimentaria está trabajando en la creación de alimentos diseñados para satisfacer las necesidades médicas y de salud, tanto físicas como mentales.
Factores que influyen en el uso de las tecnologías en la alimentación:
Jesús Fuertes, vicepresidente de Estrategia e Inversión de TBWA en España, explica que hay un cambio en la visión de empleo de las tecnologías impulsado por “los problemas sociales y medioambientales nos obligan a juzgar la alimentación de forma diferente. Se buscará una comida más ética, sostenible e inclusiva”.
Fuertes menciona tres de los factores que se perfilan como los más importantes a la hora de toma de decisiones tanto en la industria como en los consumidores:
- La forma de alimentación del mundo, ocasionan cerca del 70% de la pérdida de biodiversidad, mientras que las estimaciones indican que se requiere producir un 56% más para alimentar a la población prevista de 10.000 millones de personas en 2050.
- La producción alimentaria genera emisiones de efecto invernadero procedentes de sobre todo de la carne, los lácteos y el arroz, que de no controlarse podrían superar por sí solas el objetivo de limitar a 1,5 grados el calentamiento del global.
- La creciente relación entre la alimentación, la salud y la medicina, hace que uno de cada cinco adultos vaya más allá de que los productos sean saludables o funcionales, si no que se interesan en beneficios específicos para la salud.
Fuertes señala que el sistema alimentario actual requiere un rediseño interactivo para pasar supermercados abarrotados y apps ultrarrápidas de comida a crear nuevas tendencias para evitar el desperdicio, así como la autosuficiencia, con el impulso de huertos urbanos.