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La poesía se toma la pantalla grande

Escrito por Dirección de Comunicaciones | Sep 24, 2025 4:43:05 PM

Laura Alejandra Ruiz Gómez  - Docente Humanidades Santoto Bogotá

Dice el poeta Federico Díaz-Granados, de manera jocosa, que existen en este mundo los poetas malditos, y los malditos poetas.

Óscar Restrepo da salticos torpes entre esas dos figuras. Es un poeta, así con artículo indefinido no es “el poeta” es “un poeta”, uno cualquiera; lo que significa que no es una figura relevante en el mundo de la literatura, pero también que es él la representación genérica de muchos otros que se le asemejan.

Mi nombre es Laura, soy egresada y profesora de la Santoto, filósofa de profesión, y soy una poeta, también así en indefinido; así que, lo que leerás a continuación es el sentir de alguien que ha habitados este país de formas similares no sólo a Óscar el personaje, sino a Ubeimar Ríos, el actor natural que le da vida al personaje.

La semana pasada fui al cine a ver esta maravillosa película nominada a premios muy importantes a nivel mundial (Goya y Óscar del 2026). Las risas no faltaron, les juro que no quiero tener un tufillo intelectual al decir esto, pero yo sentí haberme reído a destiempo, aquello que generaba esta emoción en la sala, a mí muchas veces me conmovía. Me dolía ver a Óscar en posición fetal, sintiéndose incapaz para esta vida, en donde lo que para los poetas puede ser impresionante, para el resto no es más que una antigüedad que ya no importa, que perdió todo valor, que ha sido desposeído de significado.

La extrañeza, al parecer lo conduce a evadirse de su realidad y perderse en las calles en donde nadie quiere escucharlo, ser alguien que vive de y por la palabra, sufre desmesuradamente cuando no hay espacio para usarla.

Las personas se reían del absurdo, de un hombre con una masculinidad muy distinta, un hombre que es capaz de hacer una pataleta, tirarse al piso o correr ante el peligro, pero, a mí eso no podía darme más que una inmensa ternura, pues es un hombre que está dispuesto a perder todo, porque su marco de valores es incorruptible, sabe que no está bien lo que todos ponen en la primera fila, esa prioridad sobre lo pragmático: no perder el trabajo, quedar bien, obtener recompensas económicas, ese no es el mundo del poeta, ni son esas sus prioridades.

Por otra parte considero que aunque hay una profunda crítica a la porno miseria, esta también se reproduce, exagerando comportamientos de las clases populares, la misma sensación tuve sobre el tema de género, parece que se exalta lo poco éticos que pueden ser grandes figuras de la solemne poesía, especialmente respecto a su trato y relacionamiento con las mujeres ( las más jóvenes), considero que se le atribuye a este personaje no sólo un ejercicio de poder sino una apariencia de hombre “sensible” “de izquierda” que no lo es pero se aprovecha de aparentarlo, un hombre que simpatiza con los ideales y las necesidades de las clases menos privilegiadas (aunque en realidad sólo las utilice para su beneficio), claro que todo esto puede estar en el marco de una crítica, lo importante es reconocer que lo es.

Pero la gente ríe fuerte cuando se hacen burlas sobre el peso de una niña, cuando se habla de forma abusiva sobre las estudiantes, o se lleva al extremo ridículo el comportamiento de las mujeres artistas y activistas jóvenes, resalto que el humor no es sólo humor, y que aquello que nos da risa también es un gesto de aprobación interiorizada de aquello que vemos proyectado en la ficción.

Sin embargo, esto no ensombrece todas las maravillas que contiene esta película, el sinnúmero de clichés en el mundillo poético, que aunque lo son no dejan de ser muy graciosos y demuestran que hubo un trabajo de investigación previo, la majestuosa actuación de personajes naturales, la fiel representación de los inagotables recitales, la crítica a las malas prácticas en algunos centros culturales, la exaltación de otras formas de interpretar la masculinidad en los hombres, aquellos artistas sensibles, que escapan de las normas sociales, pero sin romantizarlos, mostrando los matices que todo humano posee.

Un poeta, es un hombre torpe, un papá cuestionable, un profesor sin experiencia, un hijo y un hermano terco, una promesa que no se cumplió, un hombre que se parece a muchos de mis amigos, un humano cualquiera, pero sobre el que a nadie se le habría ocurrido nunca poner una cámara, esto último es la genialidad del arte.

*Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no reflejan necesariamente el pensamiento ni la postura institucional de la Universidad Santo Tomás.