La historia del gatito que se robó el corazón de estudiantes y colaboradores en la Santoto.
Aunque se desconoce su origen se le empezó a ver en el Campus Central frente al pasillo Bienestar y la Tienda Tomasina. Todos los días dormía y paseaba tranquilamente y pese a que los primeros días se le notaba tímido, rápidamente se ganó el cariño de la comunidad tomasina que transita por esos pasillos.
Al ser reconocido por muchos ya no solo era “El gato”, fue llamado Tomasito, nombre que fue dado a conocer por medio de letreros en la pared. Desde entonces, estudiantes y administrativos lo cuidaron: se donó una cajita con una manta para brindar cobijo al consentido felino y luego una cama acolchada tipo iglú acompañada de un chaleco abrigador. Eso sí, la comida y los mimos continuaron para el curioso y dormilón gatito. Sin embargo, un día desapareció...
Durante algún tiempo no fue visto, hubo susto y preocupación al pensar que algo malo podría haberle sucedido. Para fortuna de todos apareció, pero no en las mejores condiciones: sucio y flaco. Por esto, se concluyó que, aunque se le quería y era un animal precioso que traía unión y paz a las instalaciones de la universidad, no convenía que viviese allí, porque no se podía estar al tanto de su bienestar en horas no laborales/académicas, por tal motivo se dio en adopción.
Si durante estos días no has visto a Tomasito es porque, sí, esta historia tuvo un final feliz: una pareja de administrativos decidió hacerlo parte de su familia, brindarle un hogar y todas las comodidades para que este lindo felino goce de excelente salud y no le falte amor.
Hoy se puede decir que es feliz, le encanta jugar y no ha dejado su hábito de dormir todo el día.
¡Larga vida al consentido Tomasito!