>>¡Bienvenidos tomasinos a una nueva entrega de los “Melos”! Entre notas musicales, deporte y ecuaciones, su vida transcurre en un vaivén armonioso. Mientras los números y las ondas electromagnéticas llenan sus días en la Santoto, la música se convierte en su refugio. Porque, ¿quién dijo que la ingeniería y el arte no pueden bailar al mismo ritmo? Esta es la historia de Samantha Ordúz una estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones, conozcámosla.
Me encanta la música y la tecnología, escogí mi carrera porque me gustaría poder trabajar en la NASA y en la fuerza Aérea apoyando y aportando un nuevo conocimiento en estas áreas, para ayudar así a las personas, sin dejar de lado la música.
¿Cuál es tu mayor referente en la música? ¿Quién te inspira?
Mis mayores referentes en la música son Cristiana Aguilera, Jessie J y Adele porque son grandes artistas con una interpretación asombrosa.
Eres solista, ¿cuál es tu mayor sueño en la música? ¿A dónde te gustaría llegar con esta carrera?
Me gustaría que mi música llegue a todo el mundo y si es posible tener una banda para llegar a los Grammy.
La música, el deporte y el baile, se parecen porque todas necesitan dedicación y pasión.
Son increíbles para mí por qué me ayudan a liberar todo tipo de emociones y a través de la música puedo expresar y contar historias de la vida cotidiana.
Su camino refleja que los sueños, aunque distintos, se pueden conectar de manera única. Música, deporte y ciencia no son mundos separados, sino campos en los que se juega con la misma pasión. Porque al final, lo que nos mueve es la dedicación, y en ese lugar, donde todo se encuentra, ella seguirá construyendo su propia historia.