>>¡Bienvenidos tomasinos a una nueva entrega de los “Melos”! Entre melodías, luces y escenarios, la música popular se amplifica con la voz de Byron Robles, un tomasino del programa de Ingeniería Ambiental que encontró en la música una pasión que lo transporta a otro mundo, donde los sentimientos más profundos que alberga su corazón se vuelven casi tangibles.
Inicié a cantar por la pasión y amor que le tengo a la música, desde muy pequeño estuve relacionado con los temas musicales en el colegio; aprendiendo a tocar diferentes instrumentos entre ellos el violín. Pero, lo que siempre me movió el corazón fue el poder expresar mis sentimientos por medio de la voz. Por otro lado, me incliné por la música popular porque me parece interesante cantar al amor, pero aún más emocionante cantar al despecho y al desamor.
Ingeniero ambiental y cantante ¿Cómo terminaste incursionando en dos carreras tan distantes?
Creo que el motivo más relevante que relaciona estas dos carreras es la conexión que se tiene con las personas y la comunidad. La ingeniería Ambiental siempre va en pro a la vida humana, trabajando de la mano con la sociedad. Mientras que la música es para las personas tratando de que la vida se disfrute y se goce siempre.
Para ti ¿cuál es el sentido de cantar? ¿Qué sientes? ¿Qué buscas? ¿Por qué lo haces?
Para mí el sentido de cantar es una forma de expresión, de vivir la vida, de expresar lo que siento, de salirme de la vida cotidiana; y lo más importante, llenar de alegría y de momentos inolvidables a las personas que me escuchan, trasmitiendo un mensaje de amor y de vivir la vida, de gozarla con tus seres queridos y de disfrutarla al máximo.
Mi proceso musical dentro de la Universidad ha sido bastante enriquecedor, gracias a los diferentes espacios de aprendizaje y oportunidades de presentaciones que se brindan en múltiples eventos y concursos a nivel nacional, encontrándome con maestros musicales excelentes y de gran nivel que han aportado a mi formación artística y profesional.
Byron nos demostró que la ciencia y el arte no están divididos, pues tanto el micrófono como el microscopio permiten explorar lo que, a simple vista muchas veces no podrías reconocer.