"La IA debe valorarse como una nueva herramienta cognitiva con capacidades que potencian a un operador humano, y no como algo que lo reemplaza. Ese el nuevo estilo de baile al que es urgente sumarse", dice Álvaro Soto, director del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia) y profesor asociado del Departamento de Ciencia de la Computación UC.
“Ha salido un nuevo estilo de baile y yo no lo sabía”, era el gran éxito de una banda nacional que resonaba en las radios en la década de los 80. Hoy estamos en el comienzo de una nueva y gran revolución tecnológica, la de la Inteligencia Artificial o AI, que transformará nuestros entornos productivos y sociales. Quedarnos fuera de este baile con un “no lo sabía” sería lapidario para las pretensiones de desarrollo de nuestro país.
Para el mundo científico, lo fundamental es comprender las bases teóricas de esta tecnología y contribuir a su desarrollo, y para la comunidad en general, significa estar informados sobre sus ventajas, desventajas y áreas de impacto. Para las autoridades, por otro lado, significa entender sus alcances y regular sus efectos para que la meta final sea la de estar al servicio de las personas.
Un grupo especialmente prioritario para integrarse a este nuevo baile son nuestros profesionales en posiciones de toma de decisión. Los “Dj’s” encargados de “poner la música” son las altas gerencias de las empresas, quienes deben liderar la adopción de nuevas tecnologías en los sectores productivos y de servicios. Y para lograrlo, la capacitación es clave.
Durante los últimos 40 años, al alero de las tecnologías de la información, nuestras organizaciones han eficientado procesos y brindado nuevos productos y servicios para llegar a nuevos clientes y mercados, aumentando así el desarrollo material de nuestra sociedad. La IA ofrece la oportunidad de profundizar esta modernización al facilitar el acceso a la información y automatización procesos.
Para las empresas que manejan grandes volúmenes de datos provenientes de diversas fuentes como imágenes, textos, videos o audio, la IA ofrece la posibilidad de filtrar estas montañas de datos entregando respuestas directas a consultas de usuarios, o recomendaciones sobre caminos de acción para resolver un problema. Con estas nuevas tecnologías basadas en IA se eliminan las barreras que impiden una experiencia usuaria amigable, como interfaces complejas u oscuros comandos secretos, reemplazándolo por una interacción sencilla y eficiente a través de lenguaje natural.
Asimismo, la automatización de procesos ofrece la oportunidad de aumentar significativamente la productividad. Por ejemplo, hoy la automatización de maquinarias para operación en ambientes controlados está viviendo un acelerado crecimiento, lo cual afecta a áreas como la agricultura, minería y servicios en general. Un ejemplo de esto es el alto grado de automatización que han alcanzado los centros de distribución de productos, donde ejércitos de robots se encargan diariamente de mover miles de productos para un rápido despachado a los clientes. Orquestando la operación de estos robots, sistemas de optimización dinámica basados en IA consideran variaciones e imprevistos en las condiciones de operación para planificar adecuadamente las tareas de cada robot.
Lo clave es entender que la IA debe valorarse como una nueva herramienta cognitiva con capacidades que potencian a un operador humano, y no como algo que lo reemplaza. Ese el nuevo estilo de baile al que es urgente sumarse.
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